miércoles, 21 de mayo de 2008

Más porqués incómodos


Duele El Salvador, duele.

No duele. Bueno, sí duele, pero solo porque se sabe que esos porqués son lo suficientemente ciertos como para quitarle a uno el sueño. Y mi intención solo es agregar un par más a una lista bastante acertada de lo que puede rondar en las cabezas de algunos de los que habitamos estos 20 mil y tantos kilómetros cuadrados. (No creo que sea más fácil preguntar, solo aclaro: duele quizás más sentir que no hay una respuesta esperanzadoramente real.)

Por qué no hay transporte público nocturno, ni tarifas especiales para que los usuarios puedan ahorrar o asegurar su idas y venidas por estas calles.

Por qué no hay diversidad de carreras universitarias ni de postgrados. Por qué no puedo estudiar aquí lo que yo quiero estudiar.

Por qué las calles son tan pequeñas que no caben las dos filas de carros parqueados (una en cada sentido) y dos carriles más para circular.

Por qué nuestro Teatro Nacional sigue cerrado.

Por qué no hay espacios públicos seguros donde podamos caminar.

Por qué el centro de la capital no es humanamente habitable ni transitable.

Por qué se hace una orquesta sinfónica juvenil centroamericana y no hay un salvadoreño en ella.

Por qué tengo la sensación de que para poder vivir la vida que quiero debo irme de aquí.

¿Por qué?

7 comentarios:

Armando dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mar dijo...

Hola, Armando

Pues sí, a veces pienso si uno puede armar realmente su destino, y jamás he logrado una respuesta satisfactoriamente definitiva... tengo la sensación de que uno va creando momentos con las herramientas que tiene, pero la disponibilidad de estas no son las mismas en todas las "tiendas" o "ferreterías"

También creo que todo este viento del que sigo siendo testigo en este país me ha acariciado, me ha hecho más fuerte y me ha hecho feliz

¿Será todo una contradicción?

Armando dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mar dijo...

Totalmente de acuerdo. Solo que lo complicado es saber que cada cierto tiempo hay que sentirse "al final del recorrido" para recordar lo frágil que es la vida y las cosas buenas que seguimos teniendo al lado. Y creo que a veces hay razones muy valiosas para apartarse de lugares y de gente, siempre que no quede resentimiento, porque si te queda algo de eso no podrás ser feliz con facilidad... aunque no sé si uno puede ser fácilmente feliz.

Según Jardiel Poncela, "la felicidad es el estado de conciencia de que se es feliz", así que valgámonos de ello para disfrutar pequeños (y grandes) momentos... como estos

Armando dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mar dijo...

Jeje

Gracias por la rectificación... mi monolingüismo solo vio algo raro, pero no se detuvo a ver nada más

¡Nos vemos!

Anónimo dijo...

Simple! Porque es un país de mierda. =P







Yuppiiii! Ya puedo comentar!! ^_^