lunes, 8 de diciembre de 2008

Pido silencio

AHORA me dejen tranquilo.

Ahora se acostumbren sin mí.

Yo voy a cerrar los ojos

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raices preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandía.

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contrario:
sucede que voy a vivirme.

Sucede que soy y que sigo.

No será, pues, sino que adentro
de mí crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,
pero la madre tierra es oscura:
y dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.

Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.

Nunca me sentí tan sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.

Déjenme solo con el día.
Pido permiso para nacer.


[Claro, después de los versos de don Pablo es difícil tomar la batuta. Solo lo reproduzco para que llegue a alguien más, y para reproducir las ideas que rondan en mi cabeza... ¿cuáles serían, o cuáles son mis cinco raíces preferidas?

la palabra, esa misma que me permite respirar

un abrazo en el que encajo perfectamente, y que obliga a mi cuerpo a soltar a mi alma por un instante

aquellas pláticas, casi siempre nocturnas, sencillamente complejas

el cielo azul, tan azul que no se ve nada más

y vos, que cuando leás esto sabrás quiénes somos sin necesidad de mirarme]


(Imagen tomada de http://jordifarres.blogspot.com/2007_08_01_archive.html)



martes, 7 de octubre de 2008

¿Seré yo, señor (Margarit)?


Lo confieso: abrí la nota por puro narcisismo. Joan Margarit tiene un apellido casi idéntico a mi nombre, y me agradó la idea de que había ganado, según el titular, un premio Nacional de Poesía (respeto las mayúsculas del titular y de la nota). Leí el primer párrafo y me gustó mucho la idea del premiado: "El poeta catalán Joan Margarit (Sanauja, Lleida, 1938), que hoy ha obtenido el premio Nacional de Poesía por su libro Casa de Misericordia, ha señalado que la poesía es 'el refugio donde cobijarse, tarde o temprano. Fuera de la poesía, la música o la filosofía, no hay nada', matiza".

Y entonces, tras leer semejante afirmación de que no hay mundo sin estos tres elementos, se lo mandé a mi hermana, que está llevando Filosofía. Dejé de leer la nota y me fui a buscar otras cosas. Hasta que... mi hermana me preguntó que qué entendía yo de esto:

"Para Margarit, hoy fuera de la poesía, el hombre está a la intemperie, y eso lo sabe la gente. No en vano leen poesía, compran libros y ésta goza de buena salud. Porque la poesía que se hace en castellano, catalán, gallego o euskera es muy buena, por encima de la francesa o italiana', sostiene el poeta para añadir que la poesía latinoamericana 'es más baja que la que se escribe en castellano'. Desmitificador de toda las corrientes poéticas -'sólo hay poesía buena o mala, porque la poesía no puede ser mediocre', añade-, Margarit afirma que 'el poeta es el ser más realista, el mas pragmático, porque bebe de la realidad. Lo que no es pragmático es la economía', dice." (Falta la apertura de las primeras comillas desde el original, y el resalte de la frase de interés es, obviamente, mío.)

Ahí fue donde me enojé. Aún me pregunto si hay otra posible lectura de esa frase. La he releído varias veces, pero no encuentro otro sentido posible. ¿El sujeto de verdad ha dicho que la calidad de la poesía latinoamericana es "más baja" que la española? ¿podría alguien decirme -y creerlo, o saberlo- que no es eso lo que el señor Margarit dice? ¿A qué se refiere con una poesía baja? ¿Es más corta, más rápida, menos emotiva...? ¿O será aquella intención de que el español más puro y más recto y más hermoso se habla en la península? Eso no me lo he inventado, eso lo he oído de mucha gente... incluidos muchos latinoamericanos que adoptan la sensación de usar su lengua con menor calidad que los españoles. Todo porque no nos enseñaron a que hablamos y escribimos distinto, y que cada región debe hablar como mejor le sirva para nombrar su realidad específica. No podemos juzgar el uso del idioma, excepto cuando pertenecemos al mismo grupo dialectal (del mismo país o región, del mismo grupo social, del mismo grupo de edad y de los mismos grupos de profesionalización) y sabemos que se está usando incorrectamente un término o se está escribiendo con faltas ortográficas.

Pero no nos han enseñado eso. No es frecuente que la gente lo sepa y se adueñe de esa sensación de que cada quien usa su idioma de acuerdo a puntos diversos sin que por ello sea haga uso incorrecto del mismo. Y me quedo con la duda de si a eso se refiere el señor Margarit...

O a qué (!) se refiere.

¿Alguien me traduce de español de España a español de El Salvador?

(La imagen está tomada de Cadernos de Eja, de Brasil.)

lunes, 29 de septiembre de 2008

"Dios te salve, patria sagrada..."


Así empieza la oración a la bandera, verdad... aquella que solíamos aprendernos de niños. O al menos la oíamos tantas veces que se nos colaba en nuestra memoria sin que le diéramos permiso. La escribió David J. Guzmán, el mismo sujeto que le da nombre a nuestro Museo Nacional de Antropología, y sin embargo no nos repitieron tantas veces (o quizás sí) qué hizo, por qué la hizo, cuándo la hizo.

Nuestros recuerdos son caprichosos, de eso no hay duda. Pero entonces por qué les ha dado por recordarme que ya no recuerdo tantas cosas... [y eso que se supone que no he llegado a la flor de la vida, o a la mejor etapa.] Ahora esos recuerdos me remontaron a mi infancia y adolescencia, a esos actos cívicos de cada lunes de septiembre y del primer lunes de cada mes en que cantábamos el Himno Nacional, oíamos o repetíamos la Oración a la Bandera Salvadoreña, veíamos algún acto cultural y durante un rato recordábamos los símbolos patrios. Y entonces supe que los recuerdos se reían de mí, porque se dieron cuenta de que ya no me sé la oración, esa que me divertía por las palabras extrañas o frases tan poéticas que no me sonaban a mi vida pero que me gustaban igual: "en tus campos ondulan doradas espigas", "chisporrotean los yunques / surgen las bellezas del arte", "te saludan reverentes las nuevas generaciones". [Tampoco sé si en realidad las nuevas generaciones éramos nosotros o eran ya las viejas... porque además habría que aclarar qué entendemos por saludo reverente, y si este incluye o excluye algún lazo de cariño o agradecimiento o amor patrio.]

Pero este escrito es solo eso, la patente de que mis recuerdos no son los mismos. Pero me gusta la oración, y la buscaré y la leeré para que algunos de mis recuerdos queden en su sitio, aunque a los días vuelvan a moverse y ya no sepa dónde quedó lo que leí.

Como dato curioso, la bandera que ilustra estas memorias no es la oficial, porque esa lleva "Dios Unión Libertad", pero es la más frecuente (aquella con el escudo al centro, esta vez tomada de COMHPA). Y para irme en paz y "recordada", la susodicha oración, desde un sitio oficial...

[PD: Hola, Armando. Gracias por seguir ahí (espero que no se haya ido). ¿Seguimos escribiendo y tomando fotos?]

miércoles, 2 de julio de 2008

Libertad, igualdad y fraternidad

Con un diccionario a cuestas. Con mucha sensatez y tranquilidad. Con una impresionante capacidad para improvisar su discurso. Sin atacar a nadie.

Ingrid Betancourt ha sido liberada tras ocho años. Prescindiremos por quién y cómo fue el operativo. Únicamente queremos señalar la inalterada coherencia de sus primeros discursos y la poca prisa de sus respuestas.

¿Qué será ahora de las FARC y de Colombia? ¿Qué nos dejará esto a los latinoamericanos? ¿Habrá alguna repercusión en la humanidad o será un dato para la posteridad en Occidente nada más?

Esperamos que la libertad que le ha sido otorgada hoy a Ingrid y a otras 14 personas más le llegue a otros que estan en iguales condiciones que ella, y que traspase fronteras y forme una verdadera fraternidad entre la gente que puede hacer un cambio en el statu quo. O sea, entre todos nosotros.

domingo, 22 de junio de 2008

La semilla bienhechora










Matilde Elena López: Semilla bienhechora

Francisco Andrés Escobar

Conocí a Matilde Elena López, en 1965. Estudiaba yo economía, en la Universidad de El Salvador. Todos los días –mañana y tarde– maestros y discípulos subíamos al segundo piso del antiguo edificio Rodezno, lejos del campus pater de la universidad. Allí aprendíamos matemáticas, de la mano del entrañable Chucho Rodríguez; principios de economía, con un notable profesor guatemalteco; y sociología y filosofía, bajo la tutela de Matilde Elena.

Desde los primeros momentos, ella advirtió mi gusto por la literatura. “Paco: usted va a terminar estudiando letras y escribiendo”. Por eso, cuando dejé la Facultad –y no porque no pudiera con los números, sino porque las palabras podían más conmigo– vi confirmado el vaticinio de aquella maestra sensible e intuitiva.

Matilde Elena ha sido eso: una maestra. Alguien que descubre e invita a descubrir. Luego, una escritora: alguien que entiende los misterios y el oficio de la palabra. Y ha sido una mujer –esposa, madre, amiga, abuela–, y una mujer valiente, que ha sabido habérselas –con tino y entereza– en una vida frecuentada por pleamares y marismas.

Con Matilde Elena tengo la deuda de su consejo preciso, de su prólogo generoso y comprensivo a mi primer librijín que era un verdadero parto frío, de sus antiguos sábados de café, de su confianza en momentos que para ella fueron luminosos o sangrantes. También le debo haberme vuelto entrañables la vida y la poesía de Claudia Lars.

Hoy, cuando la ciudad besa la frente de esta doctora López, tan cumplidora con su destino y con sus años, valen de nuevo, en su honor, esas antiguas palabras con que uno calza las semblanzas en realidad sentidas: “Y porque llevas en ti la semilla bienhechora del amor, serás bendita”.



Este texto, cuyo recorte tengo el original en mis manos, fue publicado en La Prensa Gráfica y en El Faro en mayo de 2003. Don Paco lo escribió cuando a Matilde Elena López la galardonaron con la presea Macuilflor, y me gustó tanto la columna que la guardé. Hace un par de días me crucé con ese papelito y pensé en ustedes, los que me han enseñado lo que sé y de los que espero seguir aprendiendo lo que aún no sé (y necesito saber con urgencia).

En las pizarras, en los pasillos, en sus respuestas y en sus planteamientos he encontrado muchas cosas valiosas que me han ayudado a alcanzar el único deseo que he tenido claro desde pequeña: ser profesora. Eso quería ser desde hace muchos, muchos años. No me importaba si me daba clase a mí misma, a las plantas del jardín de mi casa o si era a un público real; daba igual si eran de matemáticas, de arquitectura, de derecho, de ingeniería o de español para extranjeros... y ustedes, desde sus ejemplos, me han ayudado a descubrirme y a ir germinando de a poco (porque es un aprendizaje sin final) para reproducir lo que sé y lo que tengo. Y hoy no podría celebrar mi primer día del maestro al fin como maestra si ustedes no estuvieran conmigo. Si ustedes no hubieran confiado en mí y no me hubieran ido moldeando cada vez que me corrigieron un trabajo y me aceptaron como su instructora. Si no me hubieran enseñado a "leer" una partitura (también conocida como "chibolograma"); si no me hubieran puesto a leer las seis propuestas para el nuevo milenio de Ítalo Calvino; si no me hubieran puesto a escribir cuentos y reportajes y críticas; si no me hubieran dicho cómo corregir un texto; si no me hubieran enseñado a sacar lo mejor de mí y de mi día. Si no me hubieran enseñado a ser amiga, hermana, comodín...

Y porque con otros de ustedes fui descubriendo los primeros trucos, las primeras sonrisas y los primeros errores que cometimos al pasar al frente del aula. Y porque hemos seguido creciendo y seguimos compartiendo los misterios que se esconden tras las respuestas y hasta tras las preguntas de aquellos que tenemos, momentáneamente, bajo nuestro cargo. Porque algunos de ustedes van mostrando cómo es hacerse cargo de una nueva vida, procreada por ustedes mismos, y nos dejan ser parte de ello. Porque otros nos muestran cómo es la vida en otros paisajes (terrenales, profesionales o metafísicos).

Por todo eso, que no dejen nunca de sembrar ni de cosechar más de lo bueno que siembran. Gracias, las más sinceras, por la huella que han dejado en mi vida.

Saben que se les quiere y se les admira...

[Y para que no se vayan sin una sonrisa, les recomendamos una caricatura muy interesante... Un abrazo ¡y feliz día del maestro!]

martes, 17 de junio de 2008

Un gol





[Eso fue hace dos años, afuera de un estadio en Alemania, en pleno mundial. Pero imágenes como estas se han reproducido ante nuestros ojos en estos días de fútbol, altos precios de la gasolina y -en este país- hasta de incendios de buses. Que de todo sobreviva la alegría y, de ser posible, nuestra selección favorita.]

martes, 10 de junio de 2008

Esa religión



Estamos de fútbol. La fiesta de la Eurocopa alerta a los hinchas y fanáticos, a escala planetaria, del deporte que utiliza una número cinco para ejecutarse. Algunos de estos seguidores ya hemos sufrido las primeras decepciones... y cuesta volver a la rutina del trabajo tras ver al equipo "de uno" (y eso que no soy Abrahamovic) perder de forma desastrosa. Y alegranse mis tardes cuando veo que, de pronto, parece que el sol sale tras de un estadio cuando gana la selección de mis amores.

Sí, tengo varios amoríos en esta historia. Peeeeero... cada uno a su modo. No se les quiere a todos por igual. Pero siempre recuerdo el epígrafe de uno de mis libros favoritos, El fútbol a sol y sombra (algunos capítulos aquí), de Eduardo Galeano:

Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: -Una linda jugadita por el amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece.

Por suerte todavía aparece por las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.


Definitivamente, no puedo ser atea de esta religión. Solo me alejé por un tiempo, pero he vuelto a caer en sus redes. No me retiro ahorita porque hay partido en la tele, sino porque debo ir a trabajar para estar lista cuando llegue la hora de ser fútbol sentada o parada junto a gente que a veces una ni conoce, pero con la que se une en celebrar que la vida nos regala esta pasión.

¡¡¡Feliz Eurocopa!!!

miércoles, 21 de mayo de 2008

Más porqués incómodos


Duele El Salvador, duele.

No duele. Bueno, sí duele, pero solo porque se sabe que esos porqués son lo suficientemente ciertos como para quitarle a uno el sueño. Y mi intención solo es agregar un par más a una lista bastante acertada de lo que puede rondar en las cabezas de algunos de los que habitamos estos 20 mil y tantos kilómetros cuadrados. (No creo que sea más fácil preguntar, solo aclaro: duele quizás más sentir que no hay una respuesta esperanzadoramente real.)

Por qué no hay transporte público nocturno, ni tarifas especiales para que los usuarios puedan ahorrar o asegurar su idas y venidas por estas calles.

Por qué no hay diversidad de carreras universitarias ni de postgrados. Por qué no puedo estudiar aquí lo que yo quiero estudiar.

Por qué las calles son tan pequeñas que no caben las dos filas de carros parqueados (una en cada sentido) y dos carriles más para circular.

Por qué nuestro Teatro Nacional sigue cerrado.

Por qué no hay espacios públicos seguros donde podamos caminar.

Por qué el centro de la capital no es humanamente habitable ni transitable.

Por qué se hace una orquesta sinfónica juvenil centroamericana y no hay un salvadoreño en ella.

Por qué tengo la sensación de que para poder vivir la vida que quiero debo irme de aquí.

¿Por qué?

miércoles, 14 de mayo de 2008

Una noche serena

Cuando un amigo de toda la vida celebra algo, uno no falta a la fiesta. Al menos, hace todo lo posible por estar ahí, aunque llegue directo del trabajo, o invierta ahí su noche de su día libre, o sepa que andará trasnochado la mañana siguiente. Y uno hace un espacio en su agenda desde que sabe la noticia. Sí, sé que Miguel Bosé no es mi amigo en el sentido más exacto... pero no sabe cuántas cosas ha vivido conmigo desde hace muchos, muchos años... casi los que tengo de vida.

Por eso sabía que al volver de su concierto, con el que celebra sus 30 años de carrera, dejaría aquí una nota para hacer constar que estuve ahí. Que grité cada canción y agradecí por lo que esas palabras y esos ritmos me han visto crecer. Y también agradecí la compañía que, en silencio, miraba al escenario, y la otra que no paraba de cantar, y la que estaba más allá... y la del que estaba sentado entre las sillas blancas. Y la de ese montooooooón de gente que se sentaba con "La belleza" y se paraba con "Amante bandido", esa gente que brincó cuando Bosé levantó la mano e indicó "1 más"... esa gente que no se movió hasta que volvió a ver ese gesto dos veces más.

Fue una buena fiesta, un largo viaje que atravesó tres décadas. Con muchas luces y muchas imágenes que no solo venían de las pantallas laterales o del escenario principal. Fue como estar parada (o sentada) de noche frente al mar ("tan increíblemente grande, tan inmenso"). Era una noche serena, y yo estaba viendo hacia el mar.

miércoles, 23 de abril de 2008

23 de abril


Después de celebrar el Día de la Tierra, pocos conocen que hay más cosas por las que vale la pena brindar. Por aquellas convenciones sociales en las que conmemoramos nacimientos, muertes, descubrimientos y demás a través de una fecha específica del calendario, resulta que el 23 de abril encadena al menos tres hechos que tienen que ver con la palabra: es el Día Internacional del Libro, de los Derechos de Autor y del Idioma Español.

Creo que es un motivo para alegrarse, pues las tres cosas reflejan que la humanidad ha mantenido la sana costumbre de escribir, y que ha habido que establecer registros para que respetemos lo que otros han hecho ya y no lo pongamos a nombre propio con tal de tener un escrito propio. Y encima, que nuestra lengua materna tenga un día para celebrarse a sí misma debería ser motivo no solo de orgullo sino de planificar fiestas en su honor; sobre todo porque, luego de que el Día de la Tierra sirve en mucho para darnos cuenta de lo mal que se pinta nuestro panorama, nos recuerda que estamos vivos, que somos seres hablantes... y ante todo seres pensantes, pues solo hay lengua donde hay pensamiento, y viceversa.

Así, les dejo esta excusa para celebrar toda la semana, y para que la cuenten y la reproduzcan. Dicen que en Cataluña (en honor a Saint Jordi, que también se celebra hoy), las mujeres les regalan libros a los hombres, y ellos, a su vez, les obsequian una rosa (roja). Dicen que las librerías en algunas ciudades celebran desde la víspera y casi toda la semana en honor a la memoria impresa. Dicen que, mientras celebremos la palabra que nos crea, recrea y nos llama, la humanidad no morirá.


(Imagen de la piedra de la Rosetta tomada de http://www.hermanotemblon.com/?p=588)

lunes, 14 de abril de 2008

Instrucciones debidas para acumular instrucciones de otras vidas


Primero, consígase a un julio cortázar que escriba instrucciones (para llorar, para subir una escalera, para dar cuerda al reloj, entre otros) y hasta un par de preámbulos a estas (como el de para dar cuerda al reloj).

Luego necesitará, con urgencia, una amiga suya, creativa (de ser posible), que se dé a la tarea de dejar tareas a otros. Y entonces habrá que dejar que ella cree algo sin par: tomar a cortázar como pretexto para que cada quien, emulando al escritor, construya sus propias instrucciones sobre un tema de su interés. No recomendamos una extensión de más de una página, pues también se debe ejercitar el dominio del arte de la brevedad.

Para entonces, será mejor si cuenta usted con un grupo grande de gente al que le puede dejar estas tareas. Entre más grande el grupo, mejor. Si no los tiene, búsquese amigos, reales o imaginarios (muy creativos, por favor). Entonces, pase a sus manos esta delicada y fructífera idea: instrúyalos sobre el arte de a(r)mar instrucciones.

Conseguirá textos insospechados. Desde cómo hacer llorar a una cebolla, pasando por las que te hacen invertir tu sistema circulatorio, hasta cómo ver películas de terror (en casa). Algunas serán largas y reales; otras, cortas e impactantes. Encontrará variedad de emociones, de gajos de la realidad y de la historia humana, condensado todo en unas palabras precisas sin sonrisas perfectas. Soltará más de tres carcajadas por instrucción, excepto en aquellas que son casi historias en las que practicará las instrucciones para llorar, heredadas por el maestro argentino. Duración media para llevar a cabo la tarea tras estas instrucciones, una semana.

(PD: Gracias a los que han hecho esto posible... la niña de los unicornios, los que han hecho estas páginas que se citan -entre ellas, la de donde tomamos la foto-, y los que han acompañado estos procesos instructivos y los que faltan por existir)


lunes, 7 de abril de 2008

Eso (y La Ciudad)

A veces, él la contemplaba. Despacio, su mirada camina sobre ella, en una extraña mezcla de tranquilidad y conocimiento de cada parte de su cuerpo. No la había amado desde el primer momento. Había aprendido a amarla (casi contra su voluntad), tras pasar horas enteras e interminables en el acto más perfecto de contemplación.

Un día se atrevió a hablarle. Quizás ese día comenzó su aprendizaje. Ahora sus horas no se iban en verla, sino en hablarle y escucharla. Ya solo le bastaba verla para saber cómo había sido su mañana, o su día, o su noche. Sabía todo de ella.

Tuvo que pasar mucho tiempo para que él se diera cuenta: no podía ya vivir sin ella. Podía dejar de comer o de dormir o de hacer cualquier cosa por estar con ella. Él la amaba, aunque no lo sabía. Pero todo el mundo se había enterado ya en la ciudad. Es que aquí, como en cualquier lugar pequeño, esas cosas siempre se saben rápidamente.

Solo él parecía no darse cuenta… solo sabía, instintiva y silenciosamente, que nunca se iría de este lugar.


martes, 1 de enero de 2008

2008

Una página en blanco, completamente nuevecita, con 366 líneas nuevas para escribir. En ellas, se recomienda utilizar algunas para completo descanso, unas más para comer/bailar/oír música, un par para ver tele y leer cuentos/poemas/novelas/periódicos/blogs, y dejar la mayoría para vivir y -entre líneas- ser feliz.

Ojalá que este año nuevo esté lleno de menos asesinatos y enredos políticos que tantas vidas se llevan (como el de Benazir Bhutto), que haya más gente libre (incluidos los rehenes de las FARC), que haya mejores presidentes y primeros ministros resultantes de las elecciones que se realicen (como... como...), que el calentamiento global sea lo suficientemente famoso como para que todos nos involucremos realmente (desde lo cotidiano, cuidando la luz, el agua y la comida que tenemos), que tengamos más palabras nuevas (como esa que aún no ha sido inventada o inventariada) y que tengamos todos trabajos más humanos, realmente dignificadores de nuestra especie.

Ojalá que la tinta que elijan sea de colores vivos, que los anime a seguir escribiendo esta página y los deje con tantas ideas como para seguir esperando las nuevas páginas que nos son entregadas cada 31 de diciembre... y ojalá que lo malo que nos pase no sea tan malo como para no volver a sonreír nunca jamás.

Sin más propósitos de año nuevo que realmente actuar (y dejarnos de palabras de cuando en vez), un saludo desde El Salvador hasta donde estén...

(...sí, FELIZ AÑO NUEVO)



(imagen secuestrada de Fotos de Valladolid)