lunes, 30 de abril de 2007

La fuerza de las imágenes


El jueves 26 de abril se cumplieron 70 años del bombardeo alemán sobre la ciudad española de Gernika (en vasco, Guernica en español) y por eso se convirtió en la Capital Mundial de la Paz. Más allá de los años que se completaban y de los actos que ocuparon la ciudad, ahora quería comentarles rápidamente cómo una pintura también se mezcla con el lenguaje. No será un tratado artístico ni algo similar, sino nada más traerles de nuevo a la memoria los impactos que una imagen puede traer (y, por supuesto, terminar volcando en palabras).

Tampoco quiero caer en posiciones radicales de que el arte solo sirve "en vivo y en directo", pero confieso que Las meninas, de Velásquez, me ultraimpactaron con su tamaño... enorme... es espectacular. Y La mona lisa, de Da Vinci, es extremadamente pequeña y... esa sensación me decepcionó un poco. Pero supongo que el impacto del Gernika, pintado por Pablo Ruiz Picasso e inspirado en el bombardeo sobre la ciudad, y otros que son tan impactantes podrían ser iguales viéndolos en una computadora, en una camiseta, en un libro y en persona.

Sin pensar en las ideologías, lo que me impacta del cuadro de Picasso es cómo solo de verlo resulta desagradable. Y cómo transmite lo repugnante que resulta que las víctimas de la guerra o de actos similares sea la gente civil, los niños, la gente que no tiene nada que ver.

No me extiendo más. Les dejo un par de enlaces por si quieren ahondar un poco más en el tema, y siempre nos quedamos esperando sus opiniones. Por cierto, un saludo a Romeo José... ojalá que nos vaya contando los libros que va leyendo por si quiere que comentemos entre todos algo en particular, y gracias a Alcion por su comentario.

¡Feliz semana y hasta pronto!

Ah, aquí las direcciones que sugerimos: http://www.xtec.es/~jarrimad/contemp/picasso.html de donde tomamos la imagen para el blog y que comenta la parte artística y http://www.elpais.com/articulo/espana/Gernika/capital/mundial/paz/elpepuesp/20070426elpepunac_3/Tes donde podemos saber más de los 70 años de este bombardeo.

domingo, 22 de abril de 2007

En las altas horas de la noche

Hola de nuevo. Retomo el poema que nos recomendó Trovano_1, de Roque Dalton, y le agradezco que nos trayera a la memoria esas palabras, así como al resto de ustedes por comentar las muertes que más les han impactado. Sin embargo, vamos a acercarnos a Marvin Ernesto que nos pregunta cómo aprender sobre literatura... así que va mi opinión y los que quieran unirse será genial, porque esto no es posible reducirlo a muy poco ni a una única experiencia.

Vamos a ver. Habrá que recurrir a una estrategia repetida y conocida en muchas áreas y también en esta: la mejor forma para aprender algo es sumergiéndose en ello. Probablemente sea muy fuerte comenzar con un libro de Dostoievski de 600 páginas, pero tal vez sea la mejor forma de hacerlo. Mi sugerencia es buscar, en bibliotecas públicas y/o privadas a las que pueda entrar, en librerías o en internet, algo que resulte irresistible: no importa si es un cuento para niños, una novela policiaca, una revista científica, un libro que ilustra una historia... no importa si es de superación, de erotismo, de medicina, de ciencia ficción, de poesía... no importa si trae o no trae dibujos o pinturas o fotos... lo único que importa es que usted lo abra y no quiera dejar de leerlo.

O puede comenzar buscando información sobre períodos o corrientes literarias y sus autores más representativos. Eso puede ayudar a sentirse atraído irremediablemente hacia una temática en particular o hacia una forma de narrar la vida. Algunos escritores son más complejos, tienden a usar palabras poco cotidianas (como Borges o el anónimo que hizo a Mío Cid), a describir laaaaargamente (como Dostoievski o Pérez Galdós), a hacer metáforas por todas partes (como Eduardo Galeano) o a contar todo con palabras sencillas (como Benedetti o Coelho). Pero todos hacen literatura: algunos más comercial que otra, más liviana, más complicada, más cómica, más heróica... pero ayudan a que uno entre en la corriente más universal: la propia, la que uno elige, la que a uno lo forma y no lo suelta hasta que muere. Ojalá ahí tampoco nos soltara y que siempre pudiéramos leer... pero eso no lo sabemos...

Mi consejo es abrir un libro y leerlo. Hay épocas para leer y otras para tratar de escribir uno sus propias historias, y unas más para disfrutar la vida por otros de nuestros sentidos. Hay libros que quieren ser leídos por mí (Ásterix legionario, de Goscinny y Uderzo), otros buscan a una doctora (Conversaciones con Bono, de Michka Assayas), otros a un profesor de ética (¿En qué creen los que no creen?, de Umberto Eco y Carlo Maria Martini), otros a un sujeto que estudia por las mañanas y trabaja por las tardes (Peter Pan de rojo escarlata, de Geraldine McCaughrean), otros a mi compañera de trabajo (Cien años de soledad, de García Márquez).

Hay libros que lo esperan a usted. Tal vez sea hoy el día, tal vez la otra semana. Mi consejo es abrir un libro y leerlo, a menos de que el libro se niegue a ser leído en ese momento. Entonces, es hora de soltarlo a ese y buscar el siguiente. Hay libros que fascinan a los 16 pero ya no a los 23; o nos encantarán a los 40 y nos hubieran parecido repulsivos a los 39. Busque el cuento, el poema, la crónica, la novela que lo atrape y no lo deje ir. El resto del aprendizaje vendrá solo. ¿Qué opinan, queridos compañeros de estas y otras altas horas de la noche?

PD: ¡¡Feliz Día Mundial del Libro y Día del Idioma Español!!

lunes, 16 de abril de 2007

Mis olvidos de la muerte

Ugo_rocco dijo: Espero que ese luto no sea como dijo Florentino Ariza "Para toda la vida". y comentando sobre el luto y "El amor en los tiempos de cólera", sería muy interesante que escribiéramos sobre las diferentes y extrañas formas de muerte a las que se recurren en la literatura, por ejemplo el suicidio de Jeremiah de Saint-Amour con Cianuro de Oro, en el citado libro.

Mi memoria no es tan buena, pero espero poder seguir la idea de Ugo_rocco (¡él nos tendrá que contar la suya!). Cada etapa de la vida o casi cada situación posible de al vida puede ser contada en la literatura. Y hay cada muerte...

Si yo pudiera elegir mi propia muerte, quizás sería la de Teresa, junto a Tomás, en La insoportable levedad del ser, de Milán Kundera. En paz y junto al hombre con el pasó su vida y al que amó, aunque no entremos en detalles de ese amor. Además, me parece que Kundera describe el final de una forma inolvidable... dar pasos de baile al compás de un piano y un violín con una tristeza que dice que llegamos a lo último de la vida, pero con una alegría que dice que llegamos juntos. De suicidios he leído pocos... pero siempre pienso en el poema de Alfonsina Storni: quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar / que la arena de oro y las aguas verdes y los cielos puros me vieran pasar...

Eso cuento yo, en el día en que murieron más de 30 estudiantes en Virginia. Ojalá la literatura contara de este día, 16 de abril de 2007, solo para que ese horror no se repita ni crezca. A veces, ese es el deber y el poder de la palabra.

¿Y sus muertes y olvidos y recuerdos?

lunes, 9 de abril de 2007

Cuando el silencio debió haberse llenado con un gol

El luto a veces sobrepasa las palabras. Y eso que hablo de un luto "irreal", el impulsado esta vez por nuestra selección sub 17 de fútbol que calló ante los rivales del premundial y nos dejó sin voz. Esta vez, debía habernos callado una organización tan abrumante que hubiera llenado de orgullo y de valor (quizás el que llenó a los espartanos, aquellos de los que hablamos la semana pasada) a los seleccionados nacionales.

Al menos, por primera vez, mientras revisaba (todavía molesta) las páginas del diario ahora lunes, me reconfortó ver que El Salvador logró su permanencia en la zona II de la Copa Davis. ¿Por qué nos negamos tanto a ser un buen país deportivamente hablando?

No hay palabras, excepto aquellas de crítica (mejorar la planificación, la alimentación, la salud y la educación del país). Solo un par de palabras, así como el par de goles que metieron nuestros jugadores en sus tres partidos. ¿Otra vez ganar experiencia? A ver cuando usamos la que tenemos acumulada después de tantos años.

Feliz semana

lunes, 2 de abril de 2007

300

(PD inicial: la lumpereza fue muy fuerte... y la desconexión a internet también! Pero aquí está "la entrada de la semana")

¡Buenas! ¿Cómo pinta su Semana Santa? Espero que, ante todo, sean días para ser felices, lo que (según Ana Frank) es lo que hace una cadena de felicidad. Ahora quería comentar con ustedes la película 300. La vi y me siento fascinada. Antes y después me han comentado de errores históricos en cuanto a cantidades de participantes, de armas, de presentación de ambos grupos... creo que lo básico en esos momentos es caer en cuenta que está basado en un cómic, y que tal tendría que ser la estética que mostrará. Claro que sería interesante ver un documental de ahora sobre cómo fue y las consecuencias, pero mi obsesión siempre es lingüística... además de procurar verlo desde el lenguaje cinematográfico, desde donde me pareció muy buena por el juego de luz y la fuerza que dan a los personajes sin mayor bombo y platillo, lo que me fascinó fue el discurso.

Me explico: ver a la reina hablando con claridad y fuerza, atestiguar la interacción entre los ojos de los amantes-reyes, descubrir el trasfondo en las palabras de Jerjes cuando negocia con Efialtes o presentir los breves diálogos espartanos me dio la sensación de que una buena película también tiene que ver con la precisión de los guiones que serán interpretados. Y es en ese exacto sentido que este filme me alucinó. Insisto, no solo por ello, pero en gran parte es gracias a ello.

En un pequeño contraste, Azul, de Krzysztof Kieslowski, me impactó profundamente por la escasez de palabras en pantalla, pero que compensaba con otros elementos y con personajes que hablaban de otra forma. (Como dicen que dijo Paul Watzlawick, fallecido el fin de semana pasado, que no podemos dejar de comunicarnos con los que nos rodean, lo que apoyo TOTALMENTE.) Pero un guion bien hecho no implica grandes discursos sino lo justo, lo necesario.

Y antes de alargarme los increpo ahora a ustedes. ¿Qué opinan de 300 (o de Azul o de su película favorita)? Que esta semana sea buena para ustedes y los que están cerca. ¡Hasta la otra semana!