jueves, 23 de abril de 2009

Oh, Fortuna: emperatriz del Presidente


Se abrió el telón del teatro Presidente otra vez. Los lazos rojos que colgaban del techo hacia los lados presagiaban la fiesta. Cuando la Orquesta Sinfónica Nacional se sube a este escenario, todo es negro y blanco; pero la noche del miércoles era distinta. Esa vez, los músicos están listos para tocar de nuevo bajo la batuta de German Cáceres, pero el público sabía que habría más. Esos lazos lo confirmaban.

Los aplausos acompañaron la entrada del salvadoreño Ricardo Pozo, guitarrista. Entonces, comenzó el Concierto para Guitarra y Orquesta “Quasi una fantasia”, del suizo Hans Haug; eran las 7.52 de la noche. La labor de Pozo, en palabras de su maestro Walter Quevedo, “es digna de mérito”. Casi media hora más tarde, los aplausos despiden al solista y al estreno continental de esta obra.

Luego, anunciaron Carmina Burana, del alemán Carl Orff, y de paso pidieron que únicamente se aplaudiera al final de sus 25 piezas. A las 8.23 se volvió a abrir el telón. Igual que hace dos años, en primer plano estaba la Compañía Ballet de El Salvador; en segundo, los solistas: la soprano Lucía Sandoval, el contratenor Mauricio Iglesias y el barítono Julio García Polanco. La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en pleno, en tercer plano, y en cuarto, los cuatro coros: el Nacional y el del Centro Nacional de Artes (CENAR), y los de niños, del Liceo Salvadoreño y del Santa Cecilia. Solo estos últimos eran 160 personas; es decir, que eran cerca de 230 personas sobre el escenario (más de 70 más que la vez anterior).

Y comenzó la historia. La Fortuna (Diana Aranda) abre el relato, y tras ella viene La Primavera, en la que Flora (Irina Flores) conoce a su amor, Febo (Álex Cornejo). Junto a cinco parejas más, los principales disfrutan de la estación que trae al cálido sol y a los colores radiantes, y que da fin a la tristeza.

Sin embargo, La Fortuna se lleva a Febo a que conozca otro lado de la vida: En la Taberna. Ahí El Cisne (Stephan Moys), que está siendo rostizado, pide misericordia hacia él. Inmediatamente después aparece El Espíritu (Erick González), quien encarna parte la sátira sobre los placeres y los ritos religiosos. Para entonces, Sandoval, Iglesias y García habían hecho gala de sus voces, y la orquesta, bajo la guía de Cáceres, le daba su propio ritmo a la cantata escénica, muy suelto y a la vez con la calma necesaria.

Y entonces comienza la última parte, La Corte del Amor. La soprano, con sus tres solos, impacta al teatro. Luego, todos los bailarines vuelven a escena, a vibrar con el triunfo del amor sobre La Fortuna: es el tiempo del júbilo. Todos los coros se unen; algunos de los niños hasta se vuelven a levantar, y sin ver sus partituras cumplen a cabalidad su papel. La orquesta acompaña con pocos instrumentos, para entrar con fuerza al O Fortuna. Este, que vuelve a sonar a las 9:40, cierra el círculo. Los aplausos de más de mil personas, durante cinco minutos, homenajean a los bailarines, a los solistas y a los coros, a la orquesta, y a los artífices de este esfuerzo.

La Temporada Sinfónica, por su parte, apenas comienza. La historia se repitió anoche, y la próxima semana la OSN preparará ya su segundo concierto del año.




“Carmina Burana tiene la peculiaridad de que puede ser tocada solo por flauta dulce, pero la complejidad está en la riqueza de la armonía y de la instrumentación”, Julio García Polanco, barítono y director del Coro Nacional y del Coro del CENAR

“La combinación de las dos piezas le dio el verdadero carácter de un concierto”, Walter Quevedo, guitarrista



miércoles, 1 de abril de 2009

Felices 80 años, Milán Kundera

Y gracias por haber escrito La insoportable levedad del ser. Por haber creado a Tomás, y a Teresa... por haber visto la sonrisa de Karenin.

no es igual

teresa sueña a tomás
pero no se da cuenta de que no es ficción
él está a su lado
dice que ella lo sabe
porque están en la foto de praga

ahora ella no entiende
trata de despertar
canta
llora
grita
finalmente
grita

él la despierta
pero ella no sabe si adentro del sueño
ella seguirá dormida
o si todo esto ha sido
un juego en la mente de tomás

ende

teresa lo sabía
sabía que estaba soñando
de nuevo y como siempre
con tomás

sin embargo
por primera vez
tomás volaba
y ella lo miraba
sin envidia ni celo
desde la tierra

teresa lo supo
cuando despertó
supo que era la última vez
que se había soñado
soñando con tomás

cuando despertó
su cama al fin estaba vacía

teresa lo sabe
de ahora en adelante
puede llamarse
de nuevo y para siempre
isabel